En El Salvador se dio el primer grito de independencia el
día 5 de noviembre de 1811, intentona que fue sofocada por el Gobierno español.
“Posteriormente se lleva a cabo la segunda intentona el 24
de enero de 1814, dirigida por el segundo Alcalde de San Salvador, Don Pedro
Pablo Castillo”(5).

Poco duró la tranquilidad en Centro América, las luchas
entre liberales y conservadores, representantes aquellos, con sus ideas
progresistas y los segundos que anhelaban una vuelta al pasado, bien pronto tomaron
el camino de la violencia. El 5 de enero de 1822 la oligarquía aristocrática
terrateniente guatemalteca decreta la anexión a México o mejor dicho al imperio
del brigadier Agustín Iturbe, este logró que la élite guatemalteca con Gabino
Gainza decretará la anexión. Tal maniobra era contraria al espíritu y la letra
del Acta de Independencia de Centro América en septiembre de 1821.
El decreto anexionista volvía nugatorios los esfuerzos de
los salvadoreños y en consecuencia conocido en San Salvador la junta
provisional que desde el 30 de noviembre de 1821 presidía el presbítero José
Matías Delgado, después de discutir el asunto se acordó:
“1º Proclamar la autonomía de la antigua independencia,
separándola totalmente de Guatemala.
2º Erigir una Junta de Gobierno la Junta Provisional.
3º Sostener con las armas los fueros de República y de la
Democracia.
4º Organizar el ejercito al mando de Manuel José Arce
5º Que se abolieran los atributos”
Conocida la actitud de San Salvador contra las pretensiones
de Iturbe, los ejercicios imperialistas invadieron El Salvador, comandos por
Manuel de Arzú. El coronel Manuel José Arce derrotó las huestes mexicanas en
San Salvador el 3 de junio de 1822. Después de este descalabro las tropas
mexicanas al mando del general Vicente Filísola atacaron nuevamente a El
Salvador derrotado en Chinameca y San José Guayabal. Pero el día 9 de febrero
de 1823 el General Filísola derrotó en San Salvador a sus defensores,
capitulando las fuerzas salvadoreñas en Gualcince, Honduras el 21 de febrero de
1823.
Posteriormente Iturbide fue derrocado en México y con ello
se frustró el imperio. El General Filísola con gran habilidad se retiró y dejó
que el Congreso decida el futuro de Centro América.
El Congreso Nacional Constituyente se reunió en Guatemala el
24 de junio de 1823 con e fin de implantar el régimen republicano y
democrático.
Decreto del 1 de julio de 1823, declarando la independencia
absoluta. En este decreto se estatuía la absoluta libertad de Centro América.
Este decreto fue magistralmente redactado por José Francisco Córdova, diputado
por Santa Ana. He aquí su solemne y fundamentales declaraciones:
1º Que las expresadas provincias representadas en esta
Asamblea, son libres e independientes de la Antigua España, de México y de
cualquier otra potencia. Así del Antiguo como el Nuevo Mundo, y que no son ni
deben ser patrimonio de persona ni de familia alguna.
2º Que en consecuencia, son y forman nación soberana, con
derecho y actitud de ejercer y acelerar cuantos actos, contratos y funciones
ejercen y celebren los otros pueblos libres de tierra.
3º Que las provincias sobre dicha representadas en esta
Asamblea (y las demás que espontáneamente se agreguen de las que componían el
antiguo reino de Guatemala), se llamarán, por ahora, y sin perjuicio de lo que
se resuelva en la Constitución que ha de formarse: Provincias Unidas de Centro
América. Firman el decreto José Matías Delgado, Presidente; Fernando Antonio
Dávila, Vice- presidente; Juan Francisco Sosa, Secretario; Mariano Gálvez,
Secretario; Mariano Córdova, Secretario; Simón Vasconcelos, Secretario.
Aparecen en el Decreto del Poder Ejecutivo integrado por Juan Vicente
Villacorta, Antonio Rivera y el Dr. Pedro Molina Presidente.
La estructura social del post-independencia se constituyó
así:
1- Parcialmente por una capa de ladinos que alcanzó más de
la mitad de la población; habitaron especialmente en la provincia de San
Salvador; la mayoría de ellos vivió en condiciones de extrema pobreza, aunque
fueron considerados hombres libres y no se les obligó a vivir como los indios
en los pueblos determinados. Este hecho los condujo a llevar una vida errante,
convirtiéndose en una numerosa capa social.
2- La otra capa social de la post-independencia fue la de
los criollos terratenientes, en quienes se concentró el poder político y
económico, pues fueron los dueños de los grandes latifundios donde vivió la
población ladina rural en condiciones de subsistencia.
La lucha por el poder que se libró durante tres siglos entre
criollos y peninsulares se resolvió en beneficio de los primeros con la
declaración de la independencia; estos tomaron el poder del que fueron
desalojados los peninsulares; en el ejercicio de las funciones como
gobernantes, orientaron la función administrativa a fin de que se les
permitiera concentrar la riqueza de la tierra en los miembros de su mismo nivel
social, propiedad en la que se efectuó la sobre explotación de indios y
mestizos. La lucha social a partir de ese período se planteó entre dos actores
sociales.
1- uno de ellos constituido por la inmensa mayoría de
desposeídos;
2- el otro, integrado por una minoría de terratenientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario